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Los librns que hablan de apanoones, milagro,, <levocio– nes. etc., ). que no tengan licencia edesiéística. Los libros que defienden el duelo. suicidio. clinircio. rn,1 onería. comunismo, etc. Los que hablan de cosas lascivas ex profeso. o la, descri– llC'n o prc'senlan en fotograffo. Leer cualquiera de estos libros e-, ele suyo pecar lo rnorlil 1 aunque no haga ningún daüo moral a la persona qur lo lra. Es pecado de dPsobediencia a un JffPCPpto grnvP de la Iglesü1. Los libros prohibidos no se punlP11 leer. Yender. lene1· 11i prrslar. bajo rlP pE'cado mortal. Aparte de esta.s prohibiciones de la Iglesia. en casos in– dividuales podría estar prohibido un libro por lPy natural cuando su lectura, sin Pstar incluida en las sobredichas pro-– hibiciones. hiciese claüo a la persona que lo lee. En este caso la gravedad de la prohibición estú en relación con la graw– dad del daüo o peligro que ocasiona. No así en las prohibi– ciones ec1esiústicas que obligan por ley positiva de legítima autoridad. y por tanto a Lodos los súbditos de esa autoridad.

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