BCCCAP00000000000000000000528

con la honestidad y buen gusto tradicional entre los e~pa– ñoles. «Todos y primero las Autoridades están obligadas en con– ciencia a hacer realidad las normas cristianas de moralidad emanadas del Sr. Ministro y si por incuria o falta ele celo o de cristiandad no se cumplen, ellos darán cuenta a Dios de los innumerables pecados que se comente en las playas». «lVIenos moda y más modestia, porque es obligatoria la mo– deración y contención de las pasiones sujetándolas al impe– rio de la razón y ésta a la gracia y a la fe. Modestia, pues. porque lo manda Dios; aunque sea en verano». Así escribía a sus diocesanos en 1956 el Dr. Gurpide, Obispo de Bilbao. Ante los precedentes testimonios y leyPs ninguna razón podrá excusar la conciencia de las personas que tomen parte en los espectáculos indecentísimos de las playas. Sólo la ma– la voluntad o la pérdida de sentido moral. podrán justificar esa conducta totalmente reprobablP. 318

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz