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dismo femenino tiene mucha culpa de las mas graves infi– delidades conyugales. No lo saben las jóvenes, pero lo co– noce. sin duda, el sacerdote. El Conde de Keyserling dijo que el hombre nudista Ps siempre mal esposo. Si el sentido caballeresco va desapareciendo en los hom– bres. culpa tiene la mujer por su desnudismo provocativo. AntP él difícilmente el hombre puede sPr caballero. No caiga la joven en la tentación de dejarse retratar en traje de bafio por nadie, menos por su novio; además de des– vergonzada, se mostraría tonta. Ella se sentirá orgullosa por la impresión de bPlleza y buen tipo que causarú en ellos. está totalmente equivocada; no es sólo eso lo que piensan los chicos, sino otras cosas que no se pueden decir. Tenga en cuenta que el negativo ele la foto se lo queda el fotógrafo :v que puede reproducirlo a su talante, y hacer más tarde uso de él para lo que quiera, ¿y qué querrá? De seguro que no lo han pensado las chicas quP alegrementp se dejan foto– grafiar. Los baños de sol en la playa son el signo de una genera– ción que no quiere ser blanca, que se ennegrece por fuera y por dentro. «Sobre las filas de bafiistas de sol, dijo Pemún. africanándose la piel, arden corno la pira de un quemadero. los valores mús venerados ele un civilización secular». La playa en sus modos actuales es un objetivo logrado por las fuerzas organizadas del mal, en su lucha eterna con– tra Dios. Todos los que a ella concurren colaboran activa– mente a esos planes infernales.