BCCCAP00000000000000000000528
Dijo el Papa Pío XII el 13 <le marzo de tel43: ,,Se ha dicho que la igresia del hombre moderno en las grandEis ciu– clades es la sala ele cine: la frase puede parecPr. y lo ps, una paradoja de mal gusto, pero conocéis hien PI fondo de lnígica verdad, de amargos frutos y de tremendos peligro, que aquellas palabras encierran y representan». Pío XI P11 :,u Encíclica «Divini Illim Magistri:> llama al cine «poten– tísimo medio de vulgarización que se subordina c1Psgraciada mente muchas veces al incentivo de las pasiones ,- a la codi– cia de sórdidas ganancias». Al cine c;e va a oscuras y realmente tiene qm' verse a oscuras porque no pocas veces a la luz resultaría insoporta– ble al pudor humano. Una mirada escrutadora al público, abiertos repentinamente los focos de la sala, convencería de que muchas escenas v películas 110 se pueden yer sin yer– güPnza a plena luz. El cine no es tan sólo un espectúculo, corno cúndidanw11- le piensan muchas jóvenes; el cine es una escuela de vida Y generalmente nada ejemplar. La asistfmcia frecuente al cin(' actual, y no <ligo ya del cine manifiestamente inmoral. Pll personas no bien arraigadas en la fo y ,principios cristiano~. que podemos decir son la mayoría, termina casi siPinprP oca sionando desestima de los valores espirituales. exagerndn preponderancia de los hienes 3" placeres mundanos; cr0a m1 ambiente mental, una pr0disposición para el pecado; eman cha la conciencia. quita la sensibilidad espiritual. cleslruv0 el pudor. Precisamente de estos males adolece el cristianismo ac– tual. debido sin duda, Pn gran parte, a 1a lahor ele zapa rlel 271
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz