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proporcionados, de fijar la atención únicamente ( o preferen– temente) en los valores físicos. (4 mayo, 1959). «Temblamos, dice el Obispo de Jaca en reciente Carta Pastoral, ante la inocencia y candidez con que se quiere ro– dear las actuales diversiones y expansiones juveniles. ¿No se puede bañar?, preguntan; ¿es pecado ir de paseo, organizar excursiones o bailes de amistad o de sociedad? Sí, todo eso es lícito, ,pero, ¿se puede negar en conciencia ante Dios la multitud de equívocos ocultos que pueden tener esas pre– guntas? Puedes bañarte, pero, ¿qué intentas con tu baf10 y en qué condiciones lo quieres realizar? Es curioso que para muchos el baño y la natación pierden todo su atractivo si no van acompañados de ciertas circunstancias. Puedes pa– sear, pero, ¿con quién paseas, por dónde y a qué horas?, ¿qué intentas alcanzar en tu paseo? Eso es lo que no es lícito. que no pasearías si el paseo no tuviera cierto atractivo sen– sual y ciertas esperas de situaciones inconfesables. Se pue– den organizar excursiones, pero no se pueden organizar ex– cursiones sin control, que sean o que puedan ser razonablP– mente verdaderas citas legales para la lujuria a mansalva. Se puede bailar, pero no para eso, ni de esa manera. ni en Psas condiciones y circunstancias». Esta es la doctrina de la Iglesia; pensar u obrar contra ella es pasarse al campo de los enemigos de Dios, aunque todos los días y muy piadosamente se diga al sefior: Dios mío, Dios mío. os amo.
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