BCCCAP00000000000000000000528
clf'u ser ahsuellas si no se resuelYen a dejar clP jugar en eso~ trajes. A algunos sacerdotes, continuaba el consultante, les parPce demasiado fuerte llegar a la negación de absolución sacramental, pues alegan que es dificil que jugando en equi– po, pueda probarse cuúl en concreto sea la que escandalice y que además la atención al juego aleja el peligro quP tal desnudez. etc., pueda ocasionar». ---La respuesta del mora– lista consultado. por cierto conocido por su tendencia a las opiniones suaves, fué, é,sta: «Nuestro criterio es que se nie– gue la absolución a las jóvr'Iles que pertenezcan a tales equi– pos y Jueguen con tales trajes. si no prometen seriamente abandonarlos;>. Apliquen las 1ove1ies este criterio a la presencia y exhi– bición de las bañistas en la playa y juzguen de la licitud de tales exhibiciones. Aunque la Iglesia no hace deporte. a veces va al depor– te para que el deporte se haga Iglesia. El deporte Pn cristia– no debe estar en función de servicio del espíritu. La reli– gión no admite que el hombre sirva a las cosas sino las cosas al hombre y el hombre siempre a Dios. El deporte, como e11 general la diversión. gue hace al hombre menos bueno. nw-– nos cristiano. es sin mús, ilícita. en sí o en t>l modo. DOCTRINA DE LA IGLESIA «Os hablan mucho de ejercicios deportivos. decía el Papa Pío XI a la juYPntud alemana en tiempos clt> Hitler; si se usan Pn urn1 bien entendida medida. dan gallardía física.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz