BCCCAP00000000000000000000528

El cleporl€' en prmop10 ,e puede catalogar entre las cli– ,·ersiones honestas. aunque puede hacerse inmoral por ex– ceso o por la forma; entre humanos el justo medio Pn el ()brar requiere dominio personal :V no poca prudencia. La pasión desaforada. la violencia, hacen al deporte Yi– cioso y desordenado. No es moral dar personal o socialmen– te al cl,•porte Yalor preferente como signo de grandeza o su– perioridad humana. Con esta medida podría un toro superar en valer a un hombre. No se puedP. por lo mismo, en con– ciPncia fomentar tanto el deportP quP llegue a pPrjudicar otra~ acti-vidaclPs supPriorps o interesps mús gravPs y obli– gados. En p] deporte no debe exaltarse tanto lo muscular y rn,1· ,ivo cuanto lo que tiene de arte y Yalor moral. La organiza– ción de apoteosis de deportistas. incluso con autoridades al frente. es rlPnigrante y prueba de la inferioridad cultural y hasta rPligiosa de un pueblo. En este caso se ha dicho que la tPología sp cmwierte en zoología. Marañón afirmó que el de– porte f"; un trnhajo 0st{>1 il _,; como ocupación única o prpfr. rentP. patrimonio de gente infprior. Los pueblos que divinizan a los rlPpnrtista, .<nJJ pueblos dPcarlPntPs y holgazane.,. El deporte es ncupación masculina, la mujer en {,J no tie– JJP otrn flincióJJ que la ele ser l'nerza para el corazón dc,l

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz