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y no amar nada. Esto lo entienden mal las jóvenes, pero les conviene entenderlo. Las jóvenes confían demasiado en apa• riencias de amor. Eso las pierde muchas veces. La juven que besa da casi todo lo que es; el jown que lwsa busca demasiado. Lo que se da en un beso 110 se vuelve a recuperar; no den las jóvenes nunca lo que mús tarde qui ,ieran no haber dado. La~ niñas mal educadas hoy juegan a los nov10s, pero r'>~te es un juego al que nunca deben jugar las jóvenes, por que en él siempre pierden. Para amar no es necesario besar; para gozar del amoL quizéÍ sí, pero los novios no tienen ningún derecho al gozo rlel amor. Entre novios los besos han matado muchas veces el amor. Sospeche la joYen del chico que la dice que no la ama porque no le besa o porque no consiente en ser lwsada: o es un farsante o un libertino. El beso entre novios se hace mús peligroso y sospechoso por el modo y circunstancias que lo acompaiian. Un beso anormal. estudiado, de cine, es. razonablemente pensando. un beso ele nwnte pecaminosa, se manifiesta clarísimo como beso sensual. Tal beso nunca debe tolerarlo mujrr decentP. Un beso limpio, breve, de sincera amistad, puede tolerarlo la joven cuando las relaciones se hayan formalizado y no sea excesivamente frecuente, en cuyo caso degeneraría pron– to en sensual. La confianza entre 110-vios es mala amiga ele la castidad. Cuando beses a un hombre_ recuerda tu comunión últi- :! í!l
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