BCCCAP00000000000000000000528

El matrimonio a esas edades cobra una perspectiva de li– gereza, irresponsabilidad y pasatiempo irreconciliable con su trascendencia. La visión simplista que a esas edades prema– turas se tiene del matrimonio llevará, dentro ele las realida– des dP la sociPdad conyugal. desengafios o sorpresas que pueden acarrPar consecuencias irreparables. La joven debe ser aún más exigente en la edad de los chicos. Un chico que coge novia a los diecisiete. dieciocho :-,· aún a los veinte años, o lo hace por pasar el tiempo en aven– turas peligrosas de su edad irreflexiYa. cosa que no debe ad– mitir ninguna joYen prudente y pura, o. en el mejor de los casos, se encontrará en imposibilidad de contraer matrimo– nio durante mucho tiempo con el peligro muy real de cam– biar de pensamiento y de afecto. pagando las consecuencias la joven. Cuando el joven tome novia debe ser para casarse y por tanto esta determinación corresponde hacerse en e1 tiempo <>n que la edad y las condiciones económicas permitan contraer matrimonio inmediatamente o en breve tiempo. Las jóvenes. dominando sus afectos y sus tendencias, pueden defenders!' de este peligro muy en boga en las relaciones por pasatiempo Pn edades inconvenientes. Las relaciones por norma general no deben prolongarse más allá de uno o dos años. Cuando un joven está en edad oportuna y posee medios económicos razonables y sin moti– rn atendible deja pasar el tiempo sin determinarse al ma– trimonio, tema la joven y sospeche. Sin temor excesivo a perder al novio, debe en esos trances procurar una solución concreta y lo más inmediata. Si por hablar claro y rnn dP-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz