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Hoy se estú haciendo normal el que todo rapazuelo, tan pronto ccnno le apunta el hozo, ha ele tener una novia par,1 prmler el tiempo gustosamente. La norma cristiana sobre el tiempo ele relaciones, es que ~e cornie11cPn cuando ambos estén en condiciorws de poder casarse, puesto que las relaciones sólo son lícitas en vistas al matrimonio. Las relacionPs por pasatiempo no las legaliza h1 moi al. puesto que s011 rwligros graves a los que nadie puede• exponerse sin n1otivos razonables. I ,as relacione~ prematuras estún llenas de peligros mo rn1 y de üiconvenientes para el porvenir de las ióvenes. La edad razonable en una joven para admitir relaciones con un joven es ele dieciocho aüos en adelante. La incons– cim1cia y a veces la misma inocencia, ponen a las jóvene, de menos edad en trances muy apurados y llenos de peli– gros. Las relaciones deben tener siempre abierta la puerta del matrimonio, para el caso en que urja entrar. Una chiquilla a los diecisiete años no puede estar ell n,ndiciones psicológicas para tener del matrimonio y ele su, resp011sabilidades un concepto exacto ni para poder afrontar las realidades del estado conyugal. A esa edad ni el hombre podrú estimar a la mujer como digna compaüera ele su -vicla. 240

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