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más convertible un chico que un hombre maduro. No digas que es bueno aunque no sea religioso, aunque no se confie-– sa. El que no es bueno con Dios, ¿cómo lo va a ser con una mujer? Es bueno hoy contigo porque siéndolo se busca a sí n:1ismo, gana él, pero cuando tenga que ser bueno con la mujer perdiendo él, ¿lo será? No te fíes del corazón. que esa confianza ln han llorado muchas mujeres. Hay chicos que no son piadosos, que no van a Misa ni confiesan y que son amables esposos, cierto, pero el buen es– poso no es sólo el que quiere a su mujer; en la vida matri– monial hay otros muchos deberes además del querer a la esposa. Si te pones en relaciones con un joven irreligioso con-– viértelo antes de casarte con 61, de lo contrario mi consejo es que lo dejes, no te conviene. No veas en él solamente lo que es hoy para ti, piensa en lo que puede ser y muy posi– blemente será, mañana para ti y para tus hijos. Un hombre que entra en el matrimonio sin religión, tie– ne el noventa por ci-ento ele seguridades de que no será fiel a las leyes sagradas del mismo. Esto es muy grave y de muy serias posibles consecuencias, por lo mismo no puede menos– preciarlo la joven que aspira a casarse. Tenga en cuenta la joven que el matrimonio es ante todo una sociedad de deberes. Aquel joven será esposo ideal que demuestre con garantía que los ha de cumplir con perfec– ción. Por tener unos ojos muy sugestivos, y sonrisa muy agradable, no se garantiza nunca ser buen esposo ni buen padre. Buscar novio preferentemente por estas cualidades es tomar la vida a lo loco. 231
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