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No te cases con un hombre que tuvo un hijo ilegal d,, otra mujer, aunque lo veas buenísimo. Hay un novent3 por ciento de probabilidades de que no te será fiel, ni en el matrimonio irán las cosas como Dios manda. No Jm'guP, ;1 ser desgraciada. No seas envidiosa con la amiga que tiene nov10, 111 uses de malas artes para quitárselo. Sé noble. Si el muchacho if• prefiere, bien; resiste algún tanto y teme no sPa todo 111ego sucio y él un veleta. Las excursiones campestres entre jóvenes de diverso st!XO. novios o amigos, ofrecen serios reparos por parte de la mo– ral y de la Iglesia; las libertades y confianzas que suelen acompañar a tales diversiones. las inmodestias femeninas que raramente faltan y sobre esto el exceso de comida y bc)– bida que los jóvenes tienen rnaliciow interés en que no fal– te, exponen a los concurrentes a tales pdigros que razona– blemente sP puede ten1Pr quP no vuPlvan limpios de con– nenoa. Sepan las jóvenes que son muchos los chicos que orgam– zan esas excursiones con intenciones lascivas, para buscar ocasiones de desahogos pasionales. :\'luchas «casualPs» sor– presas. muchas alegres cosas que allí suelen suceder. olw– clecen a Psas intencione~ aviesas de los jóvPnes. que las chi cas. unas inconscientes y un poco tontas. y otras con lar.-ado df'seo rle Yivir una novPla rosa. Psperan :v consienten. Un buen consqo para las jó-venes, si alguna vez acPptan e,as excursiones. es quP en ellas no beban licor alguno y muy poco vino; en ellos está la lujuria. los chicos lo saben

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