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esenciale:.i. Tanto que sería conveniente que la joven con.s– ciente que va al matrimonio cristianamnte, exigiese antes de casarse al novio una promesa formal de fidelidad al matri– monio en sus fines y de respeto a su honor y dignidad. A las jóvenes comidas del ansia de casarse pero que con– ,;ervan aún la estima de la gracia y el horror al pecado. ad– vierto además que no es caso infrecuente que la fidelidad a las leyes sagradas del matrimonio exija a los cónyuges Yrr– claderos actos heroicos. dificilísimos de llevar a la prúctica. Entrando en el matrimonio inocentemente, creyendo que en él no hay pecados, se r•xpone la joven a muy serios dis– gustm y a sorpresas que amargarán toda su vida conyugaL )" ojalú no la metan Pll delicadísimas situaciones de con– ciencia. Hoy la joven no puede ir al matrimonio confiada y sP– gura. Debe tomar las precauciones con anterioridad para evi– tar en lo posible fáciles y muy graves males. No lo fíe todo al amor y a la voluntad dPl novio, que todo esto puede fa– llarle, aunque ella no lo sospeche. Falla en muchos casos. Tema y prevenga. Así al menos podrá tener mañana el con– suelo. si viene lo inesperado, df! pensar que no vino por su culpa o inexperiencia. El matrimonio es la gran ilusión de las jóvenes. La chica moderna ha idealizado demasiado el estado de casada. Casi sienten que es algo como un paraíso, sin el cual serían des– graciadas por necesidad. Están equivocadas. La felicidad sP puede hacer en casi todas las situaciones de vida. Lo intere– sante para ello es conformarse con lo que se tiene y sobre
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