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Es un hecho observado que son raros los casos de matri– monio entre compaüeros de oficina y entre estudiantes de diverso sexo. Una de sus causas es sin duda el acercamiento y compaüerismo que llevan consigo. El tuteo y la camara– dería se alían mal con el amor y la poesía. Que las jóvenes discurran el modo de mantenerse a distancia y en altura en– tre sus compaüeros de trabajo y habrán adelantado mucho para ser idealizadas y consecuentemente buscadas. Que ten-– gan secreto y suscitarán curiosidad y atención, que son el preludio del amor. El amor nace en el ensurr10 y el ensueüo rstá siempre en la lejanía. Para un joven que tiene tan a mano a la mujer, será siempre bastante mús difícil soüar qw, desear. Otro peligro no infrecuente ni soslayable que encuentran las jóvenes en sus oficinas es la excesiva simpatía y el ena– moramiento hacia alguno de sus compañeros o jefes de tra– bajo. Es peligrosísimo que el amor nazca en la mujer antes que en el hombre, porque el fuego del amor de la mujer echa siempre llama, no se retendrá en el secreto del corazón, y como el hombre resiste generalmente al amor de la mujer que se adelanta y que se ofrece, sucederú que ante las insi-– nuaciones insistentes de la mujer el hombre acabará por ren– dirse y aceptar, pero no para llegar al altar, sino para tPr minar Pn una fiesta o en un rincón. Cuando la jovPn se ena– more de un hombre que positivamente no tenga interés o la rehuya repetidas veces, no insista, no le acose, sería s11 perdición. Aléjese y ahogue la pasión, que hay momentos en la vida que sólo el sufrimiento y las lágrimas defienden el honor. 192

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