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culto simplemente de la belleza física es el culto de la carne. el culto de Venus. tan impropio de cristianos. »Son muy propios estos concursos para hacer perder el pudor a la mujer, exponiéndola a graves peligros, porque a la vez fomenta la sensualidad en los hombres. aunque las mujeres ligeramente lo ignoren o no lo crean, porque les ya en ello su vanidad. »Es espectáculo peligroso, dañoso y que puede llevar a abierta inmoralidad y por esto totalmente reprobable, tal como se hacen en España. Recuerdo el caso de un Jefe mili– tar norteamericano en Europa que ha prohibido las modas femeninas inverecunclas a las esposas e hijas de sus subor– dinados. »Los periódicos católicos que aceptan la censura eclesiás– tica no pueden convertirse en propagadores de estas modas extranjeras :v peligrosas de los concursos de belleza». En Panamá, los patrocinadores de un concurso de belleza para elPgir a :Miss Panarnú que había de presentarse en Long Beach para la competición de l\'Iiss Universo en 1955. tuvieron que suspenderlo porque días antes del concurso el Sr. Arzobispo había dirigido una circular a los párrocos en la que decía: Las jóvenes que participen en los concursos de belleza no podrán acercarse a la recepción de sacnnnen– tos ni ser madrinas en matrimonios y bautizos. Cuando en el mes de septiembre de 1950 se celebró en Hímini el concurso de belleza para elegir a «Miss Europa», tres prelados de la Iglesia levantaron su voz para condenar aquel concurso como atentador del honor de la mujer. 18G
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