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sibles, qne viva entregada a la tarea innoblf' de maxmnzar los atractivos corporales. manifiesta srr una mujer vacía. in– capaz de lknar las aspiraciones de un hombre. En ella ten– dría total realización la fúbula de la zorra y el busto: Tu cabeza es hermosa pero sin seso. c.,'Inchos fracasos dC' lo, hombres y muchas tragedias de los hogares han nacido de esta concepción equivocada y parcial que de la mujer se for– maron los hombres y que ellas susritaron alegremente. Casarse con una mujer sólo porque es muy bonita, por– que posee un cuerpo y una sensibilidad acusada, es clispa– rate que siempre paga el hombre. --Padre, me voy a casar, dijo un día un muchacho a su padre. -Me gusta y te feli– cito. ¿Y cómo es tu noYia? -Estupenda, dicen que la más bonita. El padre sacó su pluma y escribió en el papel un cero. --,;Y quf, m{is? --Y rica. Otro cero. --¿Y qué más? El muchacho le fué contanto y cantando a su padre todas las prendas quP su cariño le hacía ver en su prometida, pPro el padrP a sus entmi.1stas alabanzas sólo respondía aumen– tando su ya no pequeüa fila de ceros. --¿Nada más? ---PuP, también e:; muy piado 0 a y pura. Ah, y Pscribió delante c]p los ceros la unidad; nlira Psto Yale tu novia. La belleza sola en una mujer es un cero. En un pPrrito, Pn una flor. Ps la unidad. La mujPr sobreestimando su belleza, obrando y pensanrlo como si b bPlleza fuese la garantía de su per– focción. rebaja a la condición de una flor o de un perrito. se hace clespreciahle. La belleza corporal. la lozanía de la juventud son valo– res insignificantes on el compuesto humano. Son una partr de un billete de banco, aquella que sola no tiene curso le– gaL Las ióvc11P, ,;i-vrn ilusionadas Pn sn frivolidad :v enc1n- 160
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