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de Cristo. l\'lás aún, con frecuencia son ellas mismas quienes lo rechazan como una cadena. Y cuúntas otras estún conta– minadas por el mismo mal. Por otra parte, el hornbrr qur en el vigor de su juventud ha llevado una vida disolut:1. ¿cómo podría constituir con fidelidad conyugal un santo y casto matrimonio? »Finalmente, el tt>rcer peligro se refiere a la sociedad que siempre ha sacado su fuerza, su vigor y su honor de la fa– milia sana y virtuosa. Si a ésta se le arrebatan sus funda– mentos religiosos y morales, áhrese el camino a los mayores daños para las instituciones sociales y para la misma patria». Palabras graves y trascendentales que la iuventud fe– menina debe pensar seriamente para mantener su mente y su conducta acordes con la verdad y normas de la Iglesia. La mujer no existe sola, es un elemento vital, y clave de muchas cosas fundamentales de la vida, no puede ver la vida egoistamPnte sin lesionar y perjudicar interese~ superiores y de la Humanidad. El 21 de ocubre de 1945 el mismo Papa tuvo otro discur– so interesantísimo sobre la mujer en la actualidad en el que insiste y explana estas ideas y la actuación cristiana debida en la vida política. El día 17 de junio de 1952, dijo a las mujeres católica, alemana' .. poniéndolas en guardia sobre el grave peligro ele salirse de su misión arrastradas por las nuevas formas c1P vida social: «La entrada de la mujer en todas las carreras y en todos los dominios de la ·vida pública, se ha realizado con un ritmo 126

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