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hombres, ha querido repartir entre los dos sexos diferentes y complementarios oficios, como vías diversas que llevan a una única meta». «De ahí la diferente estructura física y psíquica del hombre y ele la mujer. De ahí las diversas actitudes, inclina– ciones, que equilibradas por la ley admirable de la compen– sación, integran armónicamente la obra del uno y de la otra. Igualdad, pues, absoluta en los valores personales y funda– mentales, pero funciones diversas, complementarias y admira– blemente equivalentes, de las cuales derivan los diferentes derechos y deberes del uno y de la otra». <<No hay duda de que la función primaria, la misión su– blime de la mujer es la maternidad, que por altísimo fin pro– puesto por el Creador, en el orden por El escogido, predomi– na intensa y extensamente en la vida de la mujer. Su es– tructura física, sus cualidades espirituales, la riqueza de sus sentimientos, convergen para hacer de la mujer una madre. La maternidad aunque no constituya el fundamento abso– luto de la dignidad de la mujer, le dan tanto esplendor y le asigna una parte tan amplia en la realización del destino humano, que basta sola ella para inducir a todo hombre, por grande o pequeño que sea, a inclinar con reverencia y amor la frente ante su propia madre». «En otra ocasión expusimos, cómo la perfección de la mujer, que por naturaleza está ordenada a la maternidad fí. sica, puede también ser conseguida, cuando ésta falte, con la~ múltiples obras de bien, pero sobre todo con la volunta– ria entrega a una vocación superior... De estas consideracio– nes emana la consideración de la grandeza de la dignidad de la mujer. Dignidad inalienable, natural e inviolable que las 122

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