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vida, aunque lo sueñan muchas ;óvenes, no es como una pe– lícula de cine donde los sucesos se desenvuelven conforme a los gustos, ni menos un paraíso donde conviven ángeles. La vida está hecha de realidades serias, a veces amargas, de buenas voluntades, pero también de mucha picardía y de no poca mala voluntad. En el mundo la candidez fracasa. Este libro entra en esta realidad comple;a con la recta intención de orientar a la ;uventud femenina. El mundo con la mu;er no es bueno; a la muier en la sociedad la cita y halaga más el mal que el bien. En la tierra a casi toda tentación de pecado se le da nombre y forma de mu;er. Las jóvenes no lo piensan siempre, pero les convie– ne tenerlo presente. La mu;er, con ser fácil, se vuelve casi inabordable cuan– do se trata de que acepte y siga normas de vida opuestas a sus sentimientos. El bien y el mal de la mujer están en su corazón. Con la mu;er maleada y pervertida en sus senti– mientos, sólo Dios puede. Hoy esta situación en la ;uventud es relativamente frecuente. Mi intento en este libro, meta difícil, es hacer reflexiva y cauta a la ;oven,que llegue a conocer los problemas mora– les que la realidad de la vida le presenta y sobre esto que sea dócil a la autoridad consciente que le señale el camino. En muchas ocasiones será ésta su máxima garantía de perma– necer fiel al bien, y la defensa, única quizá, de sus autén– ticos valores femeninos, hoy tan en peligro. Diri;o el libro preferentemente a las jóvenes «moder– nas», a la juventud pletórica de vida, de entusiasmos y ham– brienta de cariños y triunfos en el mundo, pero que no ha 11