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236 FRAY FELICIA.'10 DF. VENTOSA, O. F. M. ·········•····•··•·«••·······························································--- . La razón que considera primaria la funda en las íntimas relaciones que ligan la Inmaculada y la Divina Maternidad. María no tiene más razón de existir que el ser Madre de Dios. "María, citamos textualmente, fué pre– vista en la eternidad únicamente como Madre de Dios, y 1 por consiguiente, era toda pura y sin mancilla por gracia, como lo es su Hijo por naturale– za" (13). En esta breve argumentación el P. Peñacerrada razona muy pro– fundamente que si María no tiene otra razón de existir que el ser Madre de Dios, debe ser pura e inmaculada en virtud de su misma predestinación, Por lo mismo, si como hija de Adán debe caer en la culpa, como Madre de Dios, a cuya finalidad debe la existencia, debe ser preservada. Pero no es sólo este orden de predestinación quien exige el que María sea Inmaculada. Más aún lo exige la dignidad y santidad de su Hijo, el Verbo de Dios. Veamos cuán profundamente desarrolla esta prueba, citán– dole textualmente: "El Hijo de la Virgen tiene que ser santo, inocente y sin mancilla; y apartado de los pecadores: y sublimado sobre los cielos; mas, por cuanto es Hijo de la Virgen, oriundo del gran árbol, no discrepa de los hombres y es su hermano, pues tiene toda semejanza con ellos en naturaleza, en la cual al mismo tiempo dista infinitamente de Dios. Sin embargo, como aún en esa naturaleza que ha tomado, es Hijo de Dios, su santidad e inocencia, que son esenciales a él, lo subliman infinitamente so– bre los hombres... ¿ Qué madre podría darse a un hijo tan grande en san– tidad e inocencia? ¿Qué madre se había de encontrar que le diese natura– leza de Adán sin que la santidad infinita del Hijo de Dios padeciese el má'> pequeño desdoro? La Virgen; la Virgen que estaba en las mismas relaciones con Dios y con los hombres respecto de santidad e inocencia que las que tenía su Hijo, con sólo la diferencia esencial que hay entre Dios y la creatu– ra: pues en Dios la santidad es esencial e infinita de un modo positivo, mientras que en la Virgen es todo un efecto de la gracia y misericordia divina" (14). En otro lugar resume este hermoso argumento en esta frase profunda y sintética: "Se comprende que este Hijo está hecho para tal Ma– dre y que esta Madre sólo puede tener un Hijo como él y nada más" (15). Este razonar que rezuma el sentido querigmático de la tradición patrís– tica más que el frío raciocinio de las escuelas, expone con la precisión del mejor de los teólogos la íntima y profundísima razón de la Inmaculada. Además, la correlación formulada en la sentencia según la que un Hijo tal no podía tener otra Madre que la Inmaculada y tal Virgen no podía tener otro Hijo sino al mismo Hijo de Dios, no adentra en el misterio altísimo que (13) La Virgen María..., p. 194. (14) o. c., p. 195. (15) o. c., p. 194.
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