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!(!, P. J. DE PEÑACE!{RADA Y 1,:\ IS:CHCU! ,P.DA 233 es una gran construcción sistemática, pues estudia los diversos temas ma.,,, rianos en su grandiosa armonía y unidad. Esta armonía y unidad de su construcción doctrinal aparece muy en relieve especialmente al cimentar el privilegio de la Concepción Inmaculada en los grandes principios marioló– gicos de la Maternidad y de la singularidad o trascendencia y al establecer las íntimas relaciones que existen entre la pureza de María y la Divina Maternidad. Mas sobre estos temas volveremos en el transcurso de nuestro estudio. Baste por el momento esta sumaria indicación. En lo que discrepan Scheeben y el P. Peñacerrada es en el modo de ex– posición. Scheeben cultiva la frase teológica firme y precisa, con una so– briedad que recuerda el empedrado escolar de frases y sentencias. Lo con~ trario acaece en el P. Peñacerrada. Tenía, es cierto, preferencia por la frase cortada teológicamente sobre la elegante y literaria. En el prólogo de su obra fundamental sobre la Virgen, que ya hemos citado, nos dice expresa– mente que se propone escribir "en estilo llano y sencillo, y, por decirlo con la debida precisión de lenguaje, en estilo eclesiástico" (5). Sabemos lo que literariamente implica eso de lenguaje eclesiástico con su implícita alusión a las aulas. Con todo, y a pesar de estar preferencias tan paladinamente manifestadas, el P. Peñacerrada se muestra en la ejecución de su obra hijo del momento por el que atraviesa la literatura nacional en el siglo pa~ sado. De ahí el que al lado de páginas de auténtico "estilo eclesiástico" nos encontremos con otras muchas de literatura diluída, de amplificaciones re– tóricas y frases ponderativas. Esto se explica tanto por el inevitable tributo que como hijo de su tiempo pagó al estilo de la época, cuanto por la nece– sidad de acomodarse a sus lectores. Los libros del P. Peñacerrada se diri– gían al pueblo cristiano en general. Expresamente nos dice (6) que se ha movido a escribir sobre la Virgen en tal modo y estilo "que pueda andar esta obrita en manos de todos, la entiendan todos, lo mismo el erudito li– terato que el pobre campesino" (7). Hechas estas breves indicaciones sobre las notas características de la mariología del P. Peñacerrada y sobre el método que ha seguido (8), pa- (5) o. c., pp. 17 y 21. (6) o. c., p. 17. (7) El que llama a su ohra fundamental "obrita" pudiera llevar a engaño, pues ea la primera edici6n anaredó en tres vols., y en la segunda forma uno grueso de más de 600 p;'• (8) Este juicio sobre la doctrina y método del P. Peñacerrada que nos habíamos forma.lo , en contacto directo con sus or-ras, lo candi, ide asimismo el .P. Nazario Pérez, S. J., qtll<',n t'Scribe estas ponderadas palahras: "El plan completo y lien ordenado (de la obra del P. !'·~·· fiacerrada) se desarrolla con solidez de doctrina y erudición de Santos Padres ; sólo hay al– gunas deficiencias en la crítica de textos, estilo y lenguaje" (Cf. Historia mariana. ca Espa– ia, t. 4, p. 165 (Valladolid 1948).
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