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mente, puede y debe convertir el domingo en el alegre y provechoso «día del Señor» para sus hijos . 6.-E~ año litúrgica y su importancia Los esfuerzos laudables de la lgiesia por ayudar a todos sus hijos a una formación y comprensión perfecta de la doctrina, hechos y vida de Jesús, para hacerles más práctico y viable su avance en el camino de Jesucristo, no ha perdonado medio ninguno de facili– tación: -El uso de la lengua vernácula : la propia de cada grupo de fieles. - La rigurosa distribución, no sólo en la Santa Misa, sino en el mismo oficio divino - que también recomienda a los laicos-, de la lectura ordenada de toda la Sagrada Escritura. - La acomodación de los ritos externos -«puesta al día» o «aggior– namento» indicado por S. S. Juan XXIII- para la más fácil comprensión actual. El Concilio Vaticano 11 ha insistido muchísimo en el deber que te – nemos los cristianos de «vivir con la Iglesia», «sentir con la Iglesia», «ser Iglesia»; lo que significa: vivir, sentir y ser miembros conscientes de Cristo, unidos espiritualmente a nuestra cabeza . Por eso : 96 «La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año, la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana, en el día que llamó «del Señor», conmemora su resurrección , que una vez al año celebra también, junto con su santa pasión , en la máxima solemnidad de la Pascua. Además, en el círculo del año, desarrolla todo el misterio de Cristo , desde la Encarnación y la Natividad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor. Conmemorando así los misterios de la redención, abre las ri– quezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación.» (Const. sobre Liturgia, n. 0 102). PARA TU CUADERNO 1) ¿Necesita Dios de nosotros la manifestación de nuestro amor y culto ... o somos nosotros los que necesitamos cele– brar como El desea «el día del Señor?