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1. la ley según Jesucristo San Lucas, en el prólogo a su segundo libro, «Hechos de los Apóstoles», nos dice que en su primer libro -su Evangelio- in– tentó resumirnos «cómo Jesús comenzó a obrar y enseñar», primero con sus ejemplos, luego con su predicación. En realidad, la vida de Jesucristo es ejemplo vivo de recta interpretación y cumplimiento de la Ley, como lo afirma El mismo: «Yo no he venido a abrogar la Ley o a los Profetas: no he venido para abrogar, sino para perfeccionar» (Mt 5, 17). Jesús, en la nueva alianza, en el nuevo orden y economía de la salvación, es, al mismo tiempo, el fin de la Ley y el com– plemento, perfección y consumación de la misma. San Pablo, perfecto conocedor de la Ley y de las Sagradas Escrituras, nos expone, sobre todo en sus cartas a los Gálatas y Romanos, el sentido de la nueva Ley según Jesucristo. 1.-Jesucristo explica, completa y perfecciona el verdadero sen~ tido de los Mandamientos El evangelista San Mateo, en sus capítulos 5 y 6, después de asegurarnos que Cristo no había venido a abolir la Ley ni los Pro– fetas, sino a perfeccionarla, nos da un resumen de las enseñanzas del Divino Maestro, que resumo y presento en el mismo orden que San Mateo: 64 - Fue dicho a los antiguos «No matarás; aquel que matare, será sometido a juicio». Pero yo os digo: «Todo aquel que se enco– lerice contra su hermano, será sometido a juicio; el que le llame «impio» caerá en el infierno. Mejor es reconciliarse con el her– mano antes de presentar la ofrenda en el altar» (5, 21-26). - Fue dicho: «No cometerás adulterio». Yo os digo que aquél que mire a una mujer deseándola, ha cometido adulterio en su co– razón. Prohibe el repudio y declara adulterio el unirse a una repudiada. Condenado, pues, no sólo el hecho, sino los deseos, en exigencia de mayor perfección. (5, 27-32). - Fue dicho: «No perjurarás, sino que cumplirás lo que has jurado

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