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17. Al fin del camino: postrimerías (11) Es relativamente frecuente que, aun entre cristianos, oigamos eso de: -¡Bah! ¡ El infierno ... ! Es el «coco» con el que los predica – dores quieren asustar a los que ya somos mayorcitos ... Al fin y al cabo, ¿quién ha venido del más allá para contarnos lo que existe? Jesús no contaba cuentos de miedo ni historietas para no dormir. Y Jesús sabía lo que había más allá . Y nos dijo: 158 «Había un hombre rico que vestía púrpura y lino fino y comía cada día opíparamente. Por el contrario, un pobre, llamado Lázaro, solía ponerse tendido junto a su puerta, cubierto de úlceras y deseando hartarse de lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamer sus úlceras. En esto murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado . Estando en el infierno, en medio de tormentos, levantó sus ojos y vio a Abraham de lejos y a Lázar9 en su seno. Y con voz fuerte dijo: «Padre Abraham, compadécete de mí y manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque me abraso en estas llamas.» Dijo Abraham: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes mientras vivías, y Lázaro, en cambio, los males; ahora, sin embargo, él es aquí consolado y tú atormen– tado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un abismo infranqueable, de suerte que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni tampoco de ahí pasar a nosotros. »Te ruego, padre mío, que lo envíes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos, para que se lo advierta, a fin de que ellos no vengan a este lugar de tormentos». Abraham contestó: «Ya tienen a Moisés y los Profetas. ¡Que los escuchen!» El replicó: «No, padre Abraham; si fuere a ellos alguno de la región de los muertos, harían penitencia.» Le respondió: «Si a Moisés y los profetas no hacen caso, tampoco creerán a uno resucitado entre los muertos.» (Le 16, 19 ss).
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