BCCCAP00000000000000000000525
5. La ley y la alianm. En este momento extraordinario coloca la Biblia el gran don de Dios a su pueblo : los mandamientos, la ley civil y religiosa y la alianza. Entonces-dice el libro del Exodo-habló Dios pronunciando todas estas palabras: Yo soy Yahvé, tu Dios, que te ha sacado del pa:,s de Egipto, --amarás a Dios sobre todas las cosas -no tomarás el nombre de Dios en vano -santificarás las fiestas -honrarás a tu padre y a tu madre -no matarás -no cometerás actos impuros -no' hurtarás · -no dirás falsa testimonio ni mentirás -no consentirás pensamientos ni deseos impuros -no codiciarás los bienes ajenos. Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Dios . y todas sus disposiciones. Y el pueblo entero respondió : Cumpliremos cuanto !za mandado Dios (Ex. 24, 3). En esto consistió la alianza: Dios dio a su pueblo la Ley, cuyo núcleo principal son los mandamientos, y le pro– metió toda clase de bienes y bendiciones si la cumplía fielmente. El - pueblo aceptó, desechando cualquier otro dios. Pero fataba algo: sellar aquella alianza, aquel pacto solemne entre Dios e Israel. Y esto lo realiza Moisés como intermediario ·entre Dios y el pueblo. Después de ofrecer sacrificios, tomó la mitad de la sangre de las víctimas y la colocó en copas, y _la otra mitad la derramó sobre el altar, símbolo de · la presen– cia de Dios. Y una vez que terminó de leer ante el pueblo toda la Ley, cogió la sangre de las copas y roció con ella al pueblo, diciendo : He aquí la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros (Ex. 24, 8). Así quedó hecha la alianza. Israel será en adelante el pueblo de Dios, cumpliendo sus leyes. Cuando llegaron los días del Mesías, Di<>S hizo un nuevo pacto y se procuró un nuevo pueblo, el pueblo cristiano, que ha sido rociado,. purificado espiritualmente con la Sangre de Cristo. Jesús dirá en la Ultima Cena: Este es el cáliz de la DUeva alianza por medio de mi san– gre (Le. 22~ 20). La antigua, la del Sinaí, era sólo figura y preparación. 6. El becerro de oro y las Tablas de la Ley. (Ex. 32). En aquel mismo lugar, donde Dios se habü: mostrado tan espléndido - ,., para con Israel, tiene lugar la primera infidelidad. Moisés se hallaba sobre la montaña santa, en conversación íntima, cara a cara con Dios. Tardaba en bajar. En la llanura se levantó un gran descontento. La mul– füud se dirigió a Aaron y le dijo: Haznos un dios que ~aya delante de 57
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz