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bes olvidar que la Biblia describe la acción de Dios por medio de expre– siones tomadas y calcadas en el modo de obrar del hombre. Y es que nuestro conocimiento de Dios es imperfecto, y hablamos de El como hablamos de los hombres, atribuyénd0le sentimientos, reacciones. cam– bios que, en realidad, no tiene. l. Noé y el Diluvio. (Gén. 6, 8-8,22). Con todo, había alguien bueno y justo sobre la tierra, Noé. Y Dios tuvo misericordia de él. Le trataba como a un amigo. Por eso, un buen día, le dijo Dios: Prepara. un arca muy grande, donde puedas entrar tú~ tu mujer, tus hijos, las mujeres de tus .hijos y cuantos animales te indi– care. Voy a desencadenar un diluvio sobre toda la tierra, pues está llena de maldades de los hombres. Terminada la construcción del arca, entró en ella Noé, sus hijos-Sem, Caro y Jafet-sus mujeres, y animales de . toda especie, con alimento suficiente para muchos días. Entonces se abrieron las fuentes de los abismos y las cataratas cte los cielos comenzaron a llover. Durante cuarenta días y cuarenta noches no cesó de llover torrencialmente sobre la '. tierra, de tal manera que las aguas subieron por encima de las más altas montañas. Hombres, bes– tias y aves perecieron. El arca flotaba hermosa sobre las olas de aquel inmenso mar. Después de ciento cincuenta días envió Dios un viento sobre la tierra y cesó la lluvia. Las aguas comenzaron a bajar. Transcu– rrido un cierto tiempo, Noé abrió la ventana del arca y soltó un cuervo, para ver cuánto habían menguado las aguas. Siete días después soltó una paloma, y, no encontrando sitio para posarse, volvió al arca. A los siete El arca flotaba sobre las aguas 25
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