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vieron en esta primera época de restauración, se nos han conservado algunos escritos: Ageo y Zacarías. Ageo reprende la pereza e indiferencia del pueblo en la reconstruc– ción del Templo. ¿Os parece bien-les dice-que estéis vosotros en ca– sas confortables, mientras el Templo de Dios está en ruinas (Ag. 1, 4). El pueblo no podrá esperar felicidad y abundancia mientras la casa de Dios no haya sido reedificada. Y no deben desanimar·se si el nuevo Templo no puede igualar en riqueza y hermosura al Templo de Salo– món. Pues aunque menos rico en oro y piedras preciosas, será, sin em– bargo, mucho más glorioso: vendrá a él el mismo Dios y lo llenará con su presencia, y desde él dará la paz ( Ag. 2, 1-9). · La profecía se cumplió plenamente con la venida de Jesús y su en– trada en el Templo de Jerusalén. Zacarías es contemporáneo de Ageo y también él se preocupa de la reconstrucción del templo. El libro del profeta Zacarías, sobre todo en su segunda parte -cap. 9 al 14- es rico en profecías mesiánicas. He aquí algunas: 1) El Rey Mesías entrará en su ciudad -Jerusalén- en forma hu– milde, montado en un sencillo jumento y proclamará la paz par:1 todas las naciones (Zac. 9, 9-10). 2) El profeta, figura de Cristo, buen pastor, es apreciado por sus enemigos en treinta monedas. 3) En aquel día--en los tiempos del Mesías-las gentes de Jerusalén mirarán hacia aquél que han traspasado, y se lamentarán como qmen se duele de la muerte de un hijo único (Cristo es el Unigénito del Padre y el hijo único de María) y lo llorarán como quien ·llora a un primogénito (Zac. 12, 10). Los judíos edifican el Templo y la. ciudad 121

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