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Jordán. Elíseo, para atravesar el río, tocó con el manto de Elías las aguas y, en aquel momento, las aguas se separaron. Todos los discípu– los de Elías, al ver esto, comprendieron que Eliseo era el sucesor de su maestro, pues obraba milagros como Elías. La Biblia nos cuenta de Eliseo cosas verdaderamente extraordinarias, milagrosas. En cierta ocasión, saneó las aguas de la ciudad de Jericó con su sola palabra. Otra vez, el rey de Siria le envió a su mejor gene– ral, Naamán, para que lo curara de la lepra. Eliseo le mandó que se ba– ñase siete veces en las aguas del Jordán, y el general quedó limpio de su enfermedad. Resucitó también a un niño de una pobre viuda. Otro día, mientras iba camino de Betel, unos niños comenzaron a burlarse de él, gritando: Sube, calvo, sube. Eliseo se volvió hacia ellos, los maldijo y al momento salieron del bosque unos cuantos osos y devoraron a los 42 chiquillos. 4. Conquista del reino del norte. A pesar de los milagros, de los castigos y de las serias amonestacio– nes de los profetas, el pueblo y los gobernantes continuaron ofendiendo a Dios, dando culto a ídolos infames y cometiendo injusticias. Dios cumplió la palabra anunciada por sus siervos los profetas : el reino de Israel será destruido, arrasado. El año 721, Samaría, la capital del reino, fue conquistada por los ejércitos de Salmanasar, rey de Asiria. Rey, príncipes y una gran parte del pueblo fueron· llevados cautivos a Nínive. El rey de Asiria trajo a Israel, para ocupar el puesto de los cautivos, gentes e:,ctranjeras, que desconocían totalmente la religión de Israel. Oe la fusión -de estos extranjeros con los israelitas que quedaron nacieron los samaritanos, cuya religión era una mezcla de ritos paganos y culto verdadero. Por eso los despreciaban siempr,e los auténticos israelitas, los habitantes del reino del Sur, los judíos. · PARA TU VIDA · 1 Una idea: Así como los milagros de Elías demostraron a los is– raelitas de entonces la verdadera religión, así también los mila– gros de Cristo, especialmente su Resurrección, demuestran la verd~.d de su enseñanza y su misión divina y salvadora. Un sentimiento: Aceptar a Cristo y su doctrina como la única sa!vadón para el hombre. Un propósito: (Sacado de la historia de Elíseo). No me bur- 104

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