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1) Simple murmuración. Consiste en comehtar los defectos a¡e– nos conocidos de todos. Con la simple murmuración no se quebranta injustamente la fama del prójimo, ya que la tiene de hecho perdida respecto al defecto que se comenta, conocido de todos. Pero es fácil faltar a la caridad, y a veces gravemente; v. gr., dando a conocer graves faltas ajenas ya olvidadas, o donde no eran conocidas. Existe, además, el peligro de falsear los defectos ajenos, exagerándolos injustamente. Con motivo razonable sería lícito comentar defectos ajenos que sean del dominio público, v. gr:, para enseñanza de los demás, justo castigo ... Respecto a los defectos ajenos, lo que se pide a la cristiana ca– ridad es comprensión y compasión. 2) Detracción. Consiste en la manifestación sin motivo sufi– ciente de un defecto verdadero, pero oculto, del prójimo. A veces basta, y es aún peor, la mera insinuación; v. gr., «No quiero ha– blar, porque ... ». La detracción es gravemente pecaminosa, a no ser que se trate de pequeños defectos. Y ·esto, no sólo cuando se comete con mala . inte1ción: basta aun la adyertida imprudencia. Con la detracción se priva al prójimo injustamente de su fama y se falta a la caridad, que manda amar al prójimo. Difícilmente ama quien airea los defectos ajenos. «No murmuréis unos de otros hermanos; el que murmura de su hermano o juzga a su hermano, murmura de la Ley, juzga a la Ley» (San _4, 11). Excepción. Hay circunstancias en que es lícito y aun obligatorio manifestar las faltas aj"enas. Así es lícito revelarlas para librarse a sí mismo, a un tercero o a la sociedad de injustos daños; v. gr., los electo– res pueden manifestar las faltas que hacen ineptos o indignos a los candidatos. Tampoco habrá difamación, cuando uno busca el con– sejo de una persona discreta y prudente. 3. LA CALUMNIA La calumnia consiste en atribuir al prójimo pecados o defectos que_no tiene. (Catee., n. 157). 97 La Moral. t.º .- 4

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