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9 OCTAVO MANDAMIENTO «No testificarás falso testimonio contra tu próji– mo» (Ex 20, 16). «La verdad os hará libres n (Jn 8, 32). Si el séptimo mandamiento protege las riquezas materiales del hombre, preceptuando el respeto a la propiedad del próji– mo, el octavo protege sus riquezas espirituales. Por ello manda respetar la verdad, la fama y el honor. Es– tos tres bienes espirituales del hombre son, con mucho, más preciosos y estimables que los bienes materiales. «Una buena fama es más valiosa que grandes riquezas» (Pr 22, 1). Y ya San Agustín llamaba «asesino de las almas» a quien manchaba la fama de los _demás. La Sagrada Escritura enuncia este mandamiento haciendo alusión exclusivamente al falso testimonio: «No testificarás falso testimonio contra tu prójimo». La razón de esta insisten– cia se debe a la importancia del juramen_to en la antigua vida social. El octavo mandamiento es. pues, eminentemente social, ya que sin el mutuo respeto y consideración al buen nombre, al honor y a la verdad, sería imposible toda convivencia pacífica. En el aspecto negativo prohibe este mandamiento todos los actos internos y externos contrarios a la fama, al honor y a la , verdad: la murmuración en general (con sus especies de . de– tracción, calumnia y juicios temerarios) 1 la contumelia y la mentira. l. EL FALSO TESTIMONIO Falso testimonio es declarar en juicio alguna cosa contra la ver– dad. (Catee., n. 159). La declaración de un testigo ante un tribunal se llama, pues, tes– timonio. Si la declaración fuera falsa, será un falso testimonio. 95

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