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8 SEPTIMO Y DECIMO MANDAMIENTOS «No hurtarás» (Ex 20, 15). uEl que tuvier(? bienes de_ este mundo, y viendo a su hermano pasar necesidad le cierra las entrañas, ¿cómo mora en C'l la caridad de Dios?n ( 1 Jn 3, 17). El ·séptimo y décimo mandamientos regulan nuestra actitud ante los bienes materiales. La abundancia de estos bienes con que el Señor enrique– ció la tierra es una muestra clara de la amorosa y paternal so– licitud de Dios para co11 el hombre. No tenemos, pues, por qué inquietarnos demasiado por estos bienes. Dios proveerá gene– rosamente: (( Mirad cómo las aves del cielo no siembran y vuestro padre celestial las alimenta. . ¿ No valéis vosotros más que ellas?» (Mt 6, 26). Aunque en última instancia el dueño absoluto de todos los bienes materiales es Dios, quiso hacer al hombre partícipe de su dominio, constituyéndole (( amo y señor» de los mismos. (Gn 1, 28 ss.). Más aún: por voluntad de Dios todos los hom– bres tienen .derecho a participar de esos bienes; todos tienen ·aerecho a la propiedad. El séptimo y décimo mandamientos salvaguardai1 justamen– te estos derechos. El séptimo mandamiento defiende la propie– dad contra todo ataque injusto: «No hurtarás». El décimo se– ñala como pecado el simple deseo de lo ajeno: «No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo, ni su siervo ... ni nada de cuanto le pertenecen (Ex 20, 17). l. LO QUE MANDAN Y PROHIBEN EL SEPTIMO Y DECIMO MANDA– MIENTOS El séptimo y décimo mandamientos defienden el derecho· de cada . hombre a poseer los bienes necesarios para su vida, y a disfrutar 86
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