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tes hacen que no ·sea fácil mantenerse puros. Pero si se ponen los medios oportuno~ y se toman las debidas precauciones, es siempre posible vencer. Como dice el Concilio de Trento, con palabras de San A,gustín: (<Dios no manda imposibles; cuando manda una cosa te exige que hagas lo qve puedas y que p idas lo que no puedas, y El te ayudará para _que puedas». 3. OBLIGACION DE GUARDARLA EN PENSAMIEl'ITOS, DESEOS, PALABRAS Y OBRAS La práctica de la castidad es obligatoria para todos, casados o no, pero las normas son distintas para unos y para otros. - En el matrimonio: Es lícita y buena la actividad sexual, den– tro de los límites que establece la ley natural y divina. - Fuera del matrimonio: Es necesario guardar pureza perfecta en pensamientos, deseos, palabras y obras. 1) Pensamientos: Se deben desechar todos aquellos pensamien– tos, imaginaciones, etc., que implican la aprobación voluntaria o· complacencia en algún acto de impureza ·propio o extraño. 2) Deseos: La pureza obliga a rechazar cualquier deseo que se suscite en nosotros, de realizar algún acto impuro: «Cualquiera que mira a una mujer con mal deseo, ya ha fornicado en su corazón» (Mt 5, 28). 3) Palabras: Exige la pureza que se hable siempre con delica– deza y respeto de los asuntos sexuales. Es -necesario imponer silen– cio a los deslenguados, que hablan sin respeto del misterio de la vida. 4) Obras: Según la doctrina de los moralistas, es pecado grave no sólo la satisfacción completa, sino también toda delectación se– xual provocada o admitida, directamente voluntaria. Directamente voluntaria quiere decir que el fin exclusivo, que se busca en la ac– ción pecaminos·a, es estimular la pasión .sexual. 77

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