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Querido estudiante: A ti, como a cualquiera, te gusta saber dar razón de las cosas. Y no sólo en los exámenes, sino en toda cir– cunstancia en que surjan las cuestiones: por ejemplo, en una discusión o simple conversación con los amigos. Sobre todo, está bien que cada persona sepa dar razón de las cosas de su oficio. Sería vergonzoso para un pintor no ~'aber distinguir la calidad de los colores; y para un · electricista, no saber cómo se instala un interruptor. Siendo como eres cristiano , nada pues de e_xtraiio que te guste saber dar razón de las verdades cristianas. Hay ocasiones en que se discuten ligeramente temas de religión; y tú sientes ganas de corregir finamente los dis– parates de quienes hablan sin saber. Sí, te gusta saber; y es además tu obligación. Este curso de religión es precisamente una explicación de las verdades morales de la z:ida cristiana; o lo que es lo misnw, de tus obligaciones corno cristiano. Si abundan en ocasiones las citas de la Sagrada Es– critura es para que te percates del fundamento bíblico de la doctrina de la Iglesia. Todo ello quiere ser al mismo tiempo una exhorta– ción a la lectura frecuente de la Sagrada Escritura bajo la dirección y ensázanza de la Iglesia. Lee, pues. la Sagrada Escritura y estudia estas lecc ,0- nes con el cuidado y afán de quien hace algo importante. Cada vez te darás más cuenta de que nze1:ece la pena nwlesta,-se por ello. León, 25 de mayo de 1962_. fiesta de la Traslacic' ;n de San Francisco de Asís. 5