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2. EL SUICIDIO El sµicidio consiste en causarse uno a sí mzsmo intencionada– mente la muerte. Es un gravísimo pecado: 1) Contraría el más fuerte de los instintos naturales, el de la pro– pia conservación. 2) Va contra el derecho soberano de Dios sobre nuestra existencia. «Yo soy el que doy la vida, yo el que doy la muerte» (Deut 32, 29). 3) Es un atentado contra la sociedad humana, a la que se priva de uno de sus miembros. El motivo inmediato que lleva a los suicidas a esta determina- ción suele ser la desesperación. · El suicida es siempre un cobarde ante las pruebas y contrarie– dades de la vida. El aumento de suicidios es indicio de falta de fe, de la pérdida del sentido cristiano de la vida. Castigo. La Iglesia no concede sepultura eclesiástica a los suicidas que· obraron libre y conscientemente. En caso. de duda acerca de la res– ponsabilidad, puede usarse de clemencia concediendo la sepultura. 3. EL HOMICIDIO El homicidio culpable, llamado vulgarmente asesinato, . consiste ~n privar injustamente a otro de la vida. En determinados casos recibe nombres especiales, que suponen una especial malicia: parricidio (de los padres), fratricidio (de los hermanos), conyugicidio (del propio cónyuge), feticidio (de un feto humano). El homicidio directa e intencionadamente causado es uno de los mayores pecados que se pueden cometer contra la caridad del prójimo. 1) Es un atentado contra los derechos que tiene Dios sobre la vida de los hombres. 2) Se priva. al prójimo, no sólo de la vida, sino de cuanto tenía en este mundo, y se le expone a peligro· de condenación. 67
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