BCCCAP00000000000000000000524
6 QUINTO MANDAMIENTO «La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra» (Gn 4, 10). «¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espí– ritu Santo ... y que, por tanto, no os pertenecéis?» (1 Co 6, 19). . La vida es el gran don que Dios ha concedido al hombre. Todos los demás bienes y gracias vienen con este de la vida. Tan importante es la vida del hombre que es la única cosa creada que Dios se reservó para sí en propiedad. Nosotros so– mos meros administradores. El quinto mandamiento nos enseña cómo hemos de com– portarnos con la vida, tanto la propia como la ajena; ya que Dios nos exigirá cuentas de su administración. Pero la vida humana es doble: una corvara[, la vida del cuerpo, que vive por el alma; y otra espiritual, la vida sobre– natural del alma por la gracia. En ambos casos el quinto man– damiento manda conservar y perfeccionar este don inmenso de la vida. Si bien la Sagrada Escritura, al enunciar este pre– cepto, se refiere expresamente sólo a la vida corporal. Dice es– cuetamente: «No matarás» (Ex 20, 13). Desde el punto de vista negativo, este mandamiento nos prohibe, en general, hacer daño a la propia vida o a la de otros, con palabras, obras o deseos. Desde el punto de vista positivo, nos man.da: conservar, respetar y perfeccionar nuestra 'vida, corporal y espiritualmen– te hablando. 1. QUE PROHIBE De un modo general prohibe «hacer daño a la propia vida o a la de otros con palabras, obras o deseos » (Catee., n. 139). 64
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz