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Es justo y comprensible que, al menos un día · a la semana, la ausencia de trabajos corporales deje libre el espíritu para Dios. Por otra· parte, el descanso dominical es preanuncio y símbolo del des– canso beatífico en Dios, en la gloria futura. La ley del descanso, en un principio no bien determinada, está hoy ciaramente delimitada por la Iglesia: en domingos y fiestas están prohibidos los trabajos serviles, los actos forenses y, los mercados. públicos. 1) Trabajos serviles: Deben comprenderse bajo este término, no sólo los trabajos típicamente corporales, en los que el esfuerzo muscu– lar es el principal, sino también los trabajos ron los que se gana el sustento, esto es, los trabajos asalariados. No están prohibidos: a) Las artes liberales, o trabajos intelectuales, errcamiLldos más bien al cultivo del espíritu: leer, escribir, pintar, tocar un instru– mento ... Otro tanto debe decirse de los trabajos artísticos, del de– porte y de cuanto tiene por fin principal el esparcimiento. b) Los trabajos comunes propios de toda clase de hombres y de todos los días: andar, viajar, trabajos domésticos, etc. 2) Los actos forenses. Pero sólo los que requier-en cierto apara– to y publicidad, como citar testigos, dar la sentencia, etc. No los que pueden hacerse en privado, como consuitar abogados, etc. 3) Los mercados públicos: Las ferias. y otras ventas y compras públicas, a no ser que las autoricen legítimas costumbres o con– cesiones especiales. Excusan de la ley del descanso dominical: Una necesidad propia o ajena y la legítima costumbre. En caso de duda acerca de la lici– tud de un trabajo, queda siempre el recurso de la dispensa. Pueden dispensar los ordinarios de los lugares y los párrocos. 6. LA HONESTA DIVERS10N El descanso dominical sirve no solamente para la celebración del culto, sino también para la recuperación de fuerzas espirituales y aun corporales. A este recuperación contribuyen de manera especial la comunicación personal con Dios y la honesta diversión. 49