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Le has restado muy poco para que fuese ser divino: de gloria y de esplendor le has coronado, le has cedido el dominio sobre las obras de tus manos ... Oh Yahveh, Señor nuestro, ¡ cuán grandioso es tu nombre sobre toda la tierran (Salmo 8). PARA TU VIDA En vista de lo absurdo y horrible que es insultar a Dios, toma una decisión: No profanar jamás tus labios con ninguna blasfemia. Y esta otra: «No permitir que en tu presencia se profane el nombre de nuestro Padre Dios ni el de nuestra madre la Virgen». ¿Podrías tolerar sin indign3;rte,' que alguien se atreviera a injuriar a tu padre o a tu madre? 42 Si no puedes corregir al blasfemo, procura desagraviar al Señor con alguna jaculatoria.
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