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Es un consuelo el poder conversar con Dios fami!iarmente come hijos suyos, exponiéndole nuestras necesidades y problemas. Tén– gase en cuenta que para orar no hace falta usar fórmulas ya hechas: cada uno puede dirigirse a Dios con sus p~opias palahras. según se las dicte el corazón. En la oración debemos pedir, sohre todo. lo que com-enga para nuestra salvación eterna. También podemos pedir bienes materia– les, como lo prueba la oración del Padrenuestro; pero siempre con– dicionados a la voluntad de Dios. que ante todo quiere nuestrn bi~n _ espiritual. Necesidad. La oración nos es absolutamente necesarw para salvarnos. Necesitamos orar: - Para agradec~r a Dios los heneficios recibidos. -- Para ·alcanzar las gracias que nos son necesa ria s. -- Para satisfacer por nuestros pecados y obtener e1 perdón de los mismos. Por ello el Seño.,r manda categóricamente: orar sin interrupción. «Es preciso orar en todo tiempo y no desfallecern (Le 18. 1 ). El cristiano debe rezar, sobre todo, al levantarse y al acostarse. mtes de comer, cuando ·se encuentre en algún peligro espiritual o corporal, y para dar gracias por tantos beneficios recibidos. Las principales oraciones vocales son: el Padrenuestro. el Ave– maría, la Salve y las oraciones de la liturgia. Eficacia de la oración. La oración bien hecha es. siempre eficaz, como consta por la promesa de Cristo: «Todo cuanto orando pidiereis, creed que lo recibiréis y se os dará)) (Me 11, 24); « Pedid y se os dará» (Le 7. 7). Pero la eficacia de la oración está sometida a ciertas condi– ciones: . 1) Por parte de lo que se pide: Dios sólo puede conceder las co– sas necesarias _y convenientes para la salvación. Esto explica que muchas veyes no tengan resultado muchas peticiones de cosas ex– clusivamente temporales. Z7

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