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Según esto, nuestro amor a los demás ha de ser: · afectivo, de corazón, deseándoles toda clase de bienes, y efectivo, haciéndoles bien con obras de misericordia y de benevolencia, v. gr. , la limos– na, la corrección fraterna, el ejercicio del apostolado en general. El precepto de la caridad fraterna se extiende: a cuantos son o pueden ser hijos de Dios por la gracia: íos bienaventurados , almas del purgatorio y todos los hombres viadores sin excepción. Deberemos amar incluso a los enemigos: Así nos lo enseñó el Señor con su ejemplo, orando en la misma cruz por ellos: «Padre, perdónalos» (Le 23, 34). Y con su doctrina: «Amad a vuestros ene– migos y rogad por los que os persiguen> (Mt 5, 44). Por consiguiente: Si alguien. nos ha ofendido, debemos perdo– narle de corazón. Si nosotros hemos ofendido, debemos pedir perdón y reparar nuestra injusticia. 2. EL CULTO Si Dios es nuestro creador, es también nuestro señor. El gobier– na el universo y domina sobre todas las criaturas. A su vez la crea– ción entera glorifica a su dueño y señor. El hombre, ser inteligen– te, debe glorificarle alabándole, adorándole y cumpliendo en todo su voluntad; esto es, tributándole el debido culto. La virtud que tiene por objeto lo que se refiere al culto divino se llama religión. Religión es la virtud que inclina al hombre a tributar a Dios el culto debido. Culto es todo ·homenaje que en señal de dependencia rinde el hombre a Dios, supremo señor de todas las cosas. Los actos principales de culto son: I) La devoción, o prontitud de ánimo para servir a Dios. 2) La adoración, que consiste en manifestar a Dios reverencia, honor y completa sumisión, como a creador y supremo señor de cuanto existe. 3) La oración: una conversación familiar con Dios para alabar– le, darle gracias y pedirle favores . 25

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