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LECTURA Derecho del sacerdote a la honesta sustentación ((¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber? ... Si sembramos eh vosotros bienes espirituales, ¿qué mucho que recoja– mos bienes materiales? Si otros tienen derecho a participar en vuestros bie– nes, ¿no lo tendremos más nosotros? Pero no hemos hecho uso de este nuestro derecho; antes hemos sopor– tado todo género de privaciones para no poner obstáculo alguno al Evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que ejercen las funciones sagradas viven del santuario, y los que sirven al altar, del altar participan? Pues así ha ordenado el Señor a los que anuncian el Evangelio: que vi– van del Evangelion (1 Co 9, 11-14). Sentido de la mortificación cristiana ¿ No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren, pero uno solo alcanza el premio? Corred, pues, de mo,do que lo alcancéis. Y quien se prepara para la lucha, de todo se abstiene, y eso para alcan– zar una corona corruptible; mas nosotros para alcanzar una incorruptible. Y yo corro no como a la ventura; así lucho, no como quien azota al aire, sino que castigo mi cuerpo, y lo esclavizo, no sea que, habiendo sido heral– do para los otros. resulte descalificado» (1 Co 9, 24-27). PARA TU VIDA Es muy normal que te guste,n los deportes. Pero, ¿has pensado en [os formidables esfuerzos que exige y se hacen en nombre del deporte? Estar ~n forma para batir un record naciona_l o internacional rupone increíbles e5:fuerzos, una ~adena de vencimientos, de renuncias durante meses y años. Estar en forma, en sentido espiritual, exige también un entrenamien– to_diario y tenaz en la renuncia, en el propio vencimiento y en la mortifi– cación. No te dejes guiar sin más por lo que te apetece. Ejercítate cad~ día en la propia renuncia, .frenando tus instintos y el!oímios, e imponte vo– luntariamente alguna pequeña mortificación. 127

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