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4. LO QUE MANDA EL TERCER PRECEPTO La vida del cristiáno consiste en estar unido a Cristo. Y la Euca– ristía es el sacramento de esa unión. Jesucristo ha querido quedarse en la Eucaristía para ser alimento nuestro. El mismo habla de la necesidad y obligación de recibirle, cuando dice: «En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del ·Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día» (J n 6, 53-54). La Iglesia, en este ~ercer precepto, seifola el tiempo para cum– plir esta obligación de comulgar, que Cristo impuso a todos: 1) Una vez al año, por Pascua de Resurrección. 2) En peligro de muerte como Viático. 5. LA COMUNION PASC~AL La Iglesia manda comulgar por lo menos una vez al año, por Pas– cua florida. (Catee., n. 177). Pascua florida es Pascua de Resurrec– ·ción; se llama así por coincidir con la primavera. Se elige este tiempo para la comunión de los fieles, porque se ce– lebran en él los misterios de nuestra Redención -Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo- ; y la Eucaristíá es justamente el recuerdo vivo de la Muerte del Señor. El tiempo pascual, apto para cumplir con el precepto, compren– de. las dos semanas entre el Domingo de Ramos y el domingo si– guiente a Pascua de Resurrección. Este tiempo puede ser ampliado: desde el domingo cuarto de cuaresma hasta la fiesta de la Santísima Trinidad. En España, por especial privilegio, suele anticiparse al Miércoles de Ceniza. 6. A QUIENES OBLIGA LA COMUNION PASCUAL El precepto de la comunión pascual obliga a todos los cristia– nos que han llegado al uso de la razón. Obliga, por tanto, a los niños, aunque no tengan s{ete años, con tal que tengan suficiente uso de razón. 116

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