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- Quebranta el orden natural de la palabra. -- Causa daño al prójimo induciéndole a error. - Perturba el orden social y la convivencia pacífica entre los hombres, sembrando la desconfianza. - Por ello en la Sagrada Escritura se condena con la mayor ener– gía y sin ninguna limitación. «Aléjate de toda mentiran (Ex 23 , 7). Y Cristo atribuye la mentira al diablo (J n 8, 44), y quiere que sus discípulos hablen sencillamente y sin rodeos. Con todo, la mayoría de los autores consideran la mentira sólo como pecado venial, a no ser que por circunstancias especiales pu– diera ser grave. Téngase ~n cuenta que ciertos enfermos mentales son propensos a la mentira: los histéricos, los idiotas, los epilépticos y los maniá– ticos. A veces son incapaces de distinguir lo verdadero de lo falso. La responsabilidad de estas personas depende del grado de enfer– medad. Clases de mentiras. La mentira puede ser: ¡acosa, oficiosa y dañosa : 1) Jocosa: Es la que se dice por ·broma o mero pasatiempo. En la mayoría de los casos, no llega a ser pecado, ya que los oyentes, por las circunstancias, toman la palabra según el contexto y no se engañan de su sentido. 2) Oficiosa: Cuando se dice para provecho propio o ajeno, sin perjuicio de un tercero. La mayoría de las mentiras_infantiles, y aun las corrientes. de la vida ordinaria, son de este género. Se miente para librarse de algún castigo -o incomodidad que traería el decir la verdad. 3) Dañosa: La que perjudica injustamente al prójimo en los bie– nes materiales, en la fe o en las costumbres; v. gr., la mentira del demonio a Eva en el paraíso. La mentira dañosa es de suyo pecado grave; lesiona la justicia y la caridad. Podría ser venial, si el daño causado fuese leve. Restricción mental. A veces estamos obligados a guardar algún secreto; por otra parte, nunca es lícito mentir. 101

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