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-31- ciones, se reducirán a lo estrictamente necesario. Una limita– ción excesiva y minuciosa tiene el inconveniente de herir inútilmente la dignidad personal del niño, y no da otro resul– tado que el de provocar las transgresiones. Estas prescripciones serán claras, precisas y cortas. Que sepa a punto fijo el niño lo que tiene que hacer y lo que tiene que evitar. Una vez dadas, es necesario que se observen pun– tual e irrevocablemente. Para esto, es necesario que la vigilancia sea activa y cons– tante. La mirada del maestro tiene aquí en que ocuparse, y puede hacer milagros. Con ella se apodera de los alumnos y los subyuga. Nada se le escapa, ni el alumno distraído, ni .el alumno disipado, ni el alumno cuyo porte deja algo que desear. Atento a su actitud propia, dando ejemplo de piedad y de gravedad, el maestro cuida de que la disposición de los locales, el sitio de los alumnos, su porte, sus miradas, todo concurra al mantenimiento de la disciplina, en forma tal, que baste una palabra, un gesto, una mirada, para que en clase, en el estudio, en el refectorio, en el dormitorio y donde quiera que los alumnos estén reunidos, no se produzca ningún des– orden. En tercer lugar, es necesario emplear con mucho tacto los castigos y las recompensas. CAsnaos.--Hay que distinguir entre las faltas que mere– cen castigo y las que deben ser perdonadas. Entre estas últi– mas hay que contar las que se cometen por inadvertencia o ignorancia, donde para nada interviene la mala voluntad; las cometidas por ligereza, inseparable del niño, de las cuales la edad y el tiempo le corregirán infaliblemente. En una palabra, las únicas faltas que merecen castigo son las que proceden de malicia, y sobrado se entenderá que, cuanto la malicia sea mayor y más repetida la falta, más severo deberá ser el tratamiento que se la aplique. El castigo será proporcionado a la falta y al culpable, y debe tender, no sólo a restablecer el orden, sino también a la corrección y a la enmienda del niño. El maestro se mostrará en esto juez y médico a la vez; lo cual quiere decir que debe guardarse de toda pasión, y aún, si es menester, después de
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