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-14 lugar preeminente y esencialísimo en la educación de la juventud: en lo que se refiere a la educación, lo que hay de esencial es la materia, y ésta, sin duda alguna posible, debe ser la Verdad Católica. En cuanto a la forma, aquélla no será nunca perfecta si no acudimos para modelorla a las fuentes clásicas; y esto tanto más, cuanto que el Cristianismo naciente, a la vez que destruyó el paganismo y la idolatría, absorbió e hizo suyas las bellezas literarias y filosóficas de la antigüedad, y los mismos Santos Padres nos han dejado ilustres ejemplos sobre este punto. En los escritos de muchos de ellos, la per– fección de la forma rivaliza con la belleza de las ideas, y nada consideramos tan razonable como hacer apreciar las joyas literarias de Demóstenes y de Cicerón, al mismo tiempo y con iguales títulos que las de Crisóstomo y de Agustín. Aun el fondo mismo de los autores paganos no debe ser desdefiado por completo. Ellos no conocieron la esplendorosa luz del Evangelio, pero expusieron magistralmente lo que la razón puede alcanzar acerca de las virtudes naturales. Es pre– ciso, además, no olvidar-sobre todo cuando se trata de edu– cación-que lo sobrenatufdl no destruye la naturaleza, antes bien la supone y la perfecciona, "continet et excedit". Por consiguiente, no se debe rechazar todo lo que aquellos con– tienen, si bien es preciso proceder con tacto, al escoger. Todo esto no es sino el eco de lo que nos ensl fia la tra– dición cristiana sobre el uso de los autores paganos. Por ejemplo: San B'lsilio, "Sermo ad adolescentes", P. G. L. Tom. XXXI, p. 570: "Ut enim reliqui solo florum bono adore aut colore perfruuntur, apes vero mel etiam ex eis excerpere norunt; ita hic quoque, qui non solum ejusmodi librorum jucunditatem ac suavitatcm consectantur, iis licet aliquid etiam utilitatis ex i\lis in anima reponere. Omnino igitur ad apum exemplum his libris utendum vobis est". San Agustín, "De Doctrina Christi", lib. II, cap. 40: "Philoso– phi autem qui vocantur, si qua forte vera et fidei nostrae acco· mmodata dixerunt, maxime Platonici, non solum formidanda non sunt, sed ab eis etiam tamquam injustis possesoribus in usum nostrum vindicanda". Cf. Exod. Ill, 22; XII, 35.
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