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¡ • GUMERSINDO DE ESCALANTE, O.F .M.Cap. tantas manifestaciones y actividades del espíritu humano, la más importante sin duda, pero distinta de las demás. El fenómeno se per cibe con toda claridad en la Historia . El politeísmo de los griegos del tiempo de Sócrates y de Alci– bíades, es un politeísmo menos absorbente y más idealista que el politeísmo grosero y materialista de la Grecia de Aquiles y Ulises; es que la r eligión iba retrocediendo a sus justos lí– mites. Del mismo modo, la religión ele los romanos ele la época de Cicerón se parecía ya muy poco al politeísmo supersticioso e infantil de los romanos de la época de Numa Pompilio. Bien es verdad que las masas ignorantes no habían reac– cionado con la misma rapidez que la s clases intelectuales, y que, aun en tiempos de Sócrates, los griegos seguían sacrificando gallos a Esculapio y los Penates seguían presidiendo los ho– gares romanos en tiempo de César; pero no puede dudar se que la religión iba retrocediendo, hasta encerrarse en los templos. El cristianismo no pudo suprimir de repente aquella menta– lidad religiosa absorbente de romanos y griegos, que siguió in– vadiendo dominios que no le pertenecían hasta los albores de la Edad moderna. Desde entonces, el influjo del renacimiento y el progreso de la Filosofía y de las ciencias fué deslindando los campos de las diversas actividades humanas. La religión se cla– sificó ya como una cosa aparte de la economía, de la política, del trato social, de la vida familiar y se concentró en los tem– plos, sin que esto quiera decir que la r eligión dejara de tener sus relaciones, más o menos íntimas, con las denuís manifesta– ciones del espíritu humano. Es decir, que la relig ión vino a ocupar en la vida individual, familiar y $Ocial el lu gar que le correspondfa. Pero como ocurre en todos los movimientos de r eacción, el retroceso no se ha detenido en el justo límite, y hoy la idea religiosa va siendo desplazada hasta de sus leg ítimas fronteras. A la superstición antigua ha sucedid o la indi ferencia religiosa, al polite ísmo, que ve ía di oses en todas par tes, el atP-í smo, que no lo ve en ninguna. El «horno religiosus )) de la Edad antigua, fué primero destronado por el «horno sapiens )) de la era raciona • li sta, y el «hamo sapiens )) ha siclo a su vez desbancado por el ((hamo oeconomicus )) de la era socialista . Pues bien: los pueblos infieles, donde el misionero tifme - 26 - 11
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