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RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 67 los espacios, sin desviaciones de ningún género, hacía el objetivo Dios, fin y meta suprema de tus destinos ... XI.-La frivolidad pretende hacer compatibles las co– sas más opuestas en el orden 1noral. En una palabra, quie– re "servir a dos señores" que son enemigos irreconciliables: Dios y el mundo, aliado éste del demonio y de la carne. En el mundo físico pocas cosas habrá más reñidas que la luz y las tinieblas. En el mundo moral pocas cosas habrá más irreconciliables que lo espiritual y la frivolidad. Son cosas que se repelen. Un hombre profundamente espiritual, no puede a la vez ser un frívolo. Y un frívolo y casquivano no puede a la vez ser profundamente espiritual. Son cosas totalmente irreconciliables, como la luz y las tinieblas. Sin embargo, los hombres han intentado infinitas veces el absurdo de querer conciliar en sus vidas esas dos cosas insociables: Lo espiritual y la frivolidad. Recuerdo un pueblecito de Salamanca al que fui hace años a predicar en la solemne fiesta del Patrón. La iglesia estaba abarrotada de fieles. Casi tantos forasteros como na– tivos. Al bajar del púlpito, me retiré a la sacristía a des– cansar. Y entonces, con gran deseo de iniciar conversación con el predicador, se me acerca un paisano. Una felicitación de rúbrica por su parte, que también un tanto de rúbrica le agradecí. Y, tras esta inevitable introducción, la pregunta obligada del indígena: -"¿Qué le ha parecido a usted ele nue,;tro pueblo?" -Pues, mire usted, -le contesté-; apenas lo conozco. Sólo puedo decirle que la igle,óia está repleta de fieles, y pa– rece que mi pobre predicación la han escuchado con el ma– yor interés. Yo no me puedo quejar. En fin, que la impre– sión que acabo de recoger es agradable. Pero, de todos mo– dos, no constituye dato suficiente para opinar a fondo. El buen lugareño, juzgando mis palabras con el mayor optimismo, se animó a añadir con entusiasmo lo que él juz– gaba el mayor elogio del lugar que le vió nacer: "Mire us– ted, este pueblo responde siempre. Es muy castizo y animo– so para todo. Los que vienen de fuera todos se van encan– tados de él. Aquí somos así. Cuando tocan a misa, a mi– sa... Cuando tocan al baile, al baile... Aquí hacemos a todo ... He de confesar C1Ue la última frase del lugareño se me
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