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38 P. DAVID DE LA CALZADA que ese trágico amodorramiento reviste caracteres de epi– demia en la humanici.aJ de nuestro siglo, y es el causante de la mayor parte de los fracasos morales de los hombres en la vida y en la eternidad. No hace mucho leí este chiste en un calendario: -Doctor, anoche tuve un sueño curioso. -Pues, ¿ qué soñó usted? -Soñé que estaba despierto; pero cuando me desperté, vi que estaba dormido. Esto es lo que ocurre a la mayor parte de los hombres. Por su febril actividad en la solución de los negocios y pro– blemas materiales, piensan que están despiertos y muy des– piertos. Pero cuando se asoman por la consideración al más allá y lo ven iluminado por las luces de la fe, es cuando se dan cuenta de que toda su vida han estado dormidos... Precisamente entonces es cuando despiertan... ¡Que despiertes tú a tiempo, porque la vida vuela y no vuelve! ¡Que despiertes y que veas! . No te olvides del pensamiento que encabezaba este capítulo: "Para solucio– nar todos los problemas religiosos, políticos y sociales del mundo, bastaría fijar en todas las mentes el recuerdo del fin del hombre". Ya sabes la receta para arreglar el mundo. Arreglando el mundo, también te arreglarás a ti mismo, que eres una preciada partecita de esa humanidad. No tomes como lema frívolo de tu vida aquel "slogan" de los esclavos del mundo: "Adonde quiera que fueres, pien– sa lo que pensaren y haz lo que vieres". Esto sería una au– téntica vergüenza para ti, inteligente y libre, nacido para rey y destinado al cielo. En vez de ese lema denigran– te a tu dignidad, adopt,: éste otro más acorde con tu gran– deza de cristiano e hijo de Dios: "Donde quiera que fueres, no olvides nunca tu fin y destino, y haz lo que él te ins– pire". Asómate con frecuencia a ese ventanal del dogma cató– lico, y tendrás el mejor punto de vista y el perfecto enfo– que para el recto juicio y conveniente apreciación de los problemas y las cosas. Habrás comenzado a ver de ver– dad... Y no olvides que el ver con el criterio de la fe, es lo más indispensable para poder moverte por el mundo sin tropezar, ni despeñarte.

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