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36 P. DAVID DE LA CALZADA vierten que están haciendo ante el mundo el papel grotesco de esclavos que alardean de libres. Hay un refrán español que dice: -"¿Adónde vas, Vi– cente? -Adonde va la gente". Esta es la esclavitud del res– peto humano en que cae la gran masa de los mortales, sin que la llegue a reconocer. No caigas nunca en la necedad de ir donde van los otros o hacer lo que ellos hacen, sin sa– ver adónde van, ni lo que van a hacer... El mundo, con un despotismo sin ejemplo, intenta im– ponernos sus máximas, ideas, usos y costumbres. Y es tan despótico en su tiranía, que, cuando se encuentra con es– píritus rebeldes que se resisten a sus pretensiones, los ago– bia con la persecución y el ridículo. Organos propagandís– ticos de sus tiranías son el ambiente paganizado, la prensa falta de escrúpulos (el periódico, la revista gráfica, la nove– la, el ensayo con pujos de filosófico), la radio, la moda y los espectáculos de cine y televisión. En el Criterio de Balmes leemos: "A primera vista pa– rece que siempre que el hombre obra, debe tener presen– te el fin que se propone, y no como quiera, sino de un modo bien claro, determinado y fijo. Sin embargo la observación enseña que no es así, y que son muchos, muchísimos, aún entre los activos y enérgicos, los que andan poco menos que al acaso". Y un poco más adelante añade: (El Hombre) "encuén– trase con mucha frecuencia dudoso, perplejo, sin saber adónde va, ni adónte ha de ir". (Cap. XXII, párr. 11). Si este enorme despiste nos ocurre con frecuencia aun en los negocios humanos que nos entran por los ojos, que se ven, que se tocan, aue se cotizan y que nos traen algún beneficio tangible, ¿qué no ocurrirá en los negocios del es– píritu que quizá no vemos más que con los ojos de una fe semiapagada? De aquí los criterios falsos y las lamenta– bles equivocaciones de la mayor parte de los mortales ... Hay una bella fábula de un autor casi desconocido que refleja admirablemente nuestro caso: "De un arroyo en la ribera una flor vino a nacer, haciendo que, al parecer, otra flor debajo hubiera. A esta creyó verdadera

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