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RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 29 más allá, del que nos habla la fe, no fuera más que un cuento ... Por este camino, el hombre, rey de la creación, corona– do por Dios con corona de inteligencia y de libertad, puede caer en el fondo del más craso materialismo. Y ahí tenéis a ese hombre idiotizGdo, narcotizado por la frivolidad. En una especie de somnolencia hipnótica, de la cual posible– mente no despierte hasta encontrarse ante el tribunal de Dios. Alguien ha dicho: "Algunos hombres no ven nada de nada, hasta que al morir les cierran los ojos". Podríamos aplicarles muy bien aquello del salmo: "Tienen ojos y no ven. Tienen oídos y no oyen". Sería muy triste que un hombre, disponiendo de una vista perspicaz y la luz de un sol espléndido, se empeñara en marchar por el mundo con los ojos vendados. Le ronda– ría la tragedia. De un momento para otro pudiera despe– ñarse en el abismo ... Pero hay algo mús trúr;ico aún; y es que infinitos hombres, rechazando la luz esplendorosa de la inteligencia y de la fe, que Dios les concede para que les iluminen en su camino, prefieren rodearse de las tinieblas de una noche impenetrable, sin más luz que la engañosa de los fuegos fatuos de los sentidos, de la pasión, del am– biente o de la moda. Balmes dejó escrito en "El Criterio": "Abandonar, pues, la religión católica será abjuradas todas; será tomar el par– tido de vivir sin ninguna; dejar que corran los años; que nuestra vida se acerque al término fatal, sin guía para lo presente, sin luz para lo porvenir; será taparse los ojos, ba– jar la cabeza y arrojarse un abismo sin fondo" (Cap. XXI, párrafo XV). Lo que el filósofo catalán dice del abandono de la reli– gión, nosotros lo podemo,; afirmar de aquellos que, sin aban– donarla en absoluto, se descontrolan de ella y de su doctri– na, para vivir bajo la influencia y la orientación de los enemigos del alma. El efecto es el mismo: una insensibilidad espiritual casi ahsoluta, una somnolencia estúpida, un meter la cabeza ba– jo el ala, y, a vivir, pase lo qt1e pase ... ¡Frivolidad suicida! Un deporte muy de nuestro tiempo; pero que al fin puede resultar demasiado caro... Como que en él se pone en jue– go la eterna felicidad ... Es muy importante saber cerrar con frecuencia duran-