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310 P. DAVID DE LA CALZADA española el ejemplo sublime de Don Duarte de Almeida, como un símbolo de lealtad heroica al ideal patrio... Per– dió la batalla; pero conquistó la gloria... Derrota material, y triunfo moral. La nación portuguesa puede estar orgu– llosa de su abanderado ... Algo tenemos que aprender nosotros que, en esta ruda lucha de nuestra existencia terrena, portamos la bandera de un sublime ideal, el ideal cristiano, a través de enemi– gos encarnizados y dificultades sin cuento. Don Duarte de Almeida nos enseñe a llevarla siempre con honor y a de– fenderla hasta la muerte. Un célebre poeta americano canta la gesta heroica de un joven. El muchacho es robusto, decidido y valiente. Un día se siente impelido por una fuerza misteriosa que le empuja a las más altas empresas. Y coge un lienzo, es– cribe en él con gruesos trazos la palabra "Excelsior", "Más arriba", lo sujeta a un palo a guisa de asta y, empuñando aquella extrafia bandera, sale de su hogar, decidido a cla– varla en la cima más alta de los Alpes. Mas parece que todo se le pone en contra. Los torrentes quieren cerrarle el paso. Las asperezas del suelo pedrego– so le desgarran los pies. El frío le entumece los miembros. Y la noche se le viene encima con la amenaza de sepultar– le, congelado, bajo una capa de nieve. Pero nada es capaz de acobardar al joven que, agitando al viento su bandera, grita: "¡Excelsiorl ¡Más arriba!" Y continúa su camino. Llega a un pequeño poblado de la montafia. Los niños se le acercan curiosos. Los mayores se ríen de él, calificán– dole de iluso. Un anciano de barba venerable, cargado de experiencias dolorosas, amablemente le invita a desistir de su aventura, calificándola de imprudente y temeraria. Sen– tada en la pradera matizada de verdores, una joven le in– vita a descansar en sus brazos. El mira al anciano con ceño, y aparta los ojos de la jo– ven, como de una peligrosa tentación; y, levantando en al– to su bandera, repite con renovado entusiasmo: "¡Excelsior! ¡Más arriba!" Y reemprende incansable su ascensión a las alturas. Un ideal de superación tira de él con fuerza inau– dita. Y sube, sube, cansado, desgarrado, deshecho. Se agarra a las ramas de los arbustos, clava las yemas de sus dedos

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